Irene 1ºA
Era una anciana que tenía tres hijas, las mayores eran muy aplicadas y la más joven, Maruja, les salió vaga. Dolores y Cruella llevaban siempre buenas notas y la anciana las recompensaba con generosidad, ámbar y caracolas de mar. Maruja no aprendía a leer, ni a escribir, ni de cuentas…y la vieja la castigaba barriendo, fregando, baldeando. ¡Que ya tenía ocho años!
Un día, la anciana le encomendó un recado y camino de la tienda encontró un lápiz de albañil. Maruja no sabía si cogerlo o no, ya que no sabía escribir, finalmente decidió cogerlo e iniciar de nuevo su aprendizaje. La anciana vio el interés que ponía la pequeña Maruja y decidió hacer uso de sus poderes mágicos de los que nadie sabía su existencia. Al día siguiente Maruja sabía de todo, leer, escribir y realizar las ecuaciones más difíciles. Gracias a la anciana, Maruja fue feliz.
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